EL MATRIMONIO ARREGLADO ENTRE PARTIDOS

Las alianzas electorales entre partidos políticos rumbo a las diversas elecciones estatales de este año en el País han sido motivo de debate en los últimos días.

Diversos personajes políticos se han pronunciado sobre el tema, a la vez que este ha sido comentado en diversos medios de comunicación (no siempre ajenos a intereses políticos de los propios involucrados).

Sin embargo, algo ya tan normal en muchas democracias e inclusive en nuestra propia historia política como País, parece estar causando un revuelo inusual, que más bien parece evidenciar que ya estamos en plena carrera electoral y todos los pronunciamientos son ya de guerra propagandística.

cesarnavayjesusortega Foto: Marco Peláez de La Jornada

Debido al gran dominio del PRI en la mayoría de los estados del País y a la gran posición en que quedaría ese partido para el 2012 si vuelve a arrasar en los comicios, tal como lo hizo en el proceso electoral del año pasado, es lógico que la posible alianza que más "esté sonando" y generando interés en el morbo de los periodistas y políticos, sea la del PAN con el PRD.

De hecho, pese a que no se ha concretado ninguna de estas alianzas y tal vez no lo hagan, la mayor inconformidad hacia ellas ha venido precisamente de importantes figuras priístas, tales como la propia Presidenta del Partido, Beatriz Paredes, o el líder del tricolor en el Senador, Manlio Fabio Beltrones.

Paredes se pronunció esta semana contra las alianzas "que avergüenzan" y que sólo son "coyunturales... olvidando ideología y principios"; mientras que Beltrones calificó de "contranatura" una eventual unión electoral del PRD y el PAN en algunos de los estados que estarán en competencia.

Además de ellos, sectores de militantes "duros" de los propios partidos en cuestión han hecho sentir cierta inconformidad con que estas uniones puedan llevarse a cabo.

Y es que es evidente que, sobretodo tras el saldo del conflicto postelectoral del 2006, el PAN y el PRD parecen ser como dos rivales a muerte, es decir, Batman vs. Guasón, Supermán vs. Lex Luthor, Chivas vs. América, pues.

Por supuesto, esto podría ser matizado diciendo que los rivales más persistentes del Presidente Felipe Calderón y el PAN son en realidad los simpatizantes del movimiento lopezobradorista, cada día más cerca de otras expresiones políticas como PT y Convergencia, y más lejos del PRD que dirige Jesús Ortega.

No obstante, además del tema del 2006, hay otros asuntos de índole moral y también muy relevantes que dividen grandemente a estos dos partidos, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el permiso para que puedan adoptar niños, legislación recientemente aprobada en el Distrito Federal y cuya polémica aún está lejos de apagarse. En este tema, por ejemplo, Ortega sí se ha mostrado estar bastante lejos de la posición panista.

"Y sin embargo... se mueven", diríamos retomando la famosa frase atribuida a Galileo: pese a todo, las alianzas entre PRD y PAN, por ejemplo en estados como Oaxaca y Durango, parecen estar siendo al menos analizadas con cierta seriedad por parte de los liderazgos de ambos partidos sin descartarlas a priori.

El propio Jesús Ortega ha defendido la posibilidad acusando al PRI de estar de frenar las alianzas y afirmando que sí estás se hicieran serían "veneno puro" para los "cacicazgos" del PRI.

Por su parte, César Nava, Presidente del PAN, también ha defendido las posibles coaliciones argumentando que no serán "aventuras electorales" sino que buscan la "transformación de fondo".

Quizás por esta posición de Nava, alguien muy cercano al Presidente Calderón y quien fuera hasta hace unos meses su propio Secretario Particular, es que sorprende mucho la postura que estableció otra persona también cercana al Presidente, nada menos que el Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quien llegó a calificar las alianzas "sin contenido" como "fraudes electorales".

Aunque luego salió a rectificar, el testimonio de esta "esquizofrenia" y doble personalidad panista evidenció que las mentadas alianzas se están volviendo un tema sensible en la política mexicana.

Por supuesto, del lado del PRD, también hay una "esquizofrenia" matizada, evidenciada en el propio Andrés Manuel López Obrador que reitera, como siempre su oposición a cualquier alianza con el PAN y PRI, pero lo hace de una manera suave, tal vez para no entorpecer que su cercano Gabino Cué pueda, en efecto, ser beneficiario de una coalición así en Oaxaca.

La verdad es que la clase política entera sólo revela su gran hipocresía con este tema. Todos los partidos han hecho alianzas y las seguirán haciendo.

¿Qué dice el PRI de las alianzas si este partido era precisamente el Rey de las Coaliciones en las que agrupaba a todos los partidos chiquitos como el PARM (que desde Adolfo López Mateos a De La Madrid "postuló" religiosamente al mismo candidato del PRI para la Presidencia)?

¿Qué puede decir el PAN de las alianzas si precisamente llegó a la Presidencia en unión con el PVEM, sólo para "divorciarse" apenas meses después? ¿Era para una "transformación de fondo"?

O todavía peor: ¿qué decimos de las alianzas "de facto"? ¿No fue descarada la alianza del PRI y el PVEM en las pasadas elecciones legislativas? ¿No lo ha sido también el "matrimonio" de Calderón con Elba Esther Gordillo y su PANAL? ¿No tiene López Obrador en su equipo a muchísima gente del PRI o no se ha asociado con priístas como Manuel Bartlett?

Cuál fariseos en los tiempos de Jesucristo, los políticos se "rasgan las vestiduras" por las "alianzas", siendo que son una práctica normal de la política y ellos las hacen todo el tiempo. De hecho, hay muchas "alianzas" informales entre diversos miembros de distintos partidos que en la práctica operan sin importar las siglas y sin que todos los ciudadanos se enteren.

Es claro que una "alianza electoral" es una unión por conveniencia. De lo que se trata es de ganar una elección. Dos partidos, como dos personas, instituciones, países, asociaciones, etc. pueden juntarse para unir fuerzas cuando quieren derrotar a alguien más fuerte. No es nada del otro mundo.

De hecho, una de las definiciones que da la propia Real Academia Española de la Lengua para la palabra "alianza" es tan sólo esa: "Unión de cosas que concurren a un mismo fin". En este caso, el fin es derrotar electoralmente a un partido más fuerte. ¿Se vale? Claro. Es democrático.

Los ciudadanos tampoco debemos espantarnos por estas situaciones y debemos entenderlas cómo lo que son. Entre más "idealicemos" a los partidos y los políticos, entre menos entendamos su "juego" real, más difícil será pedirles cuentas y exigir resultados reales y concretos.

Al final, una razón por las que las alianzas electorales son en general más viables en los Estados y municipios que a nivel nacional, es porque a nivel local las "ideologías" no importan tanto como los "resultados". Seguridad, agua, pavimentación son factores de peso más reales que los conceptos políticos de libro, cuando se trata de elegir a mi autoridad más cercana.

Es cierto, las "alianzas" no son usualmente matrimonios de largo plazo. En todo caso, son "matrimonios arreglados" por interés, como aquellas bodas de los hijos de los reyes, que son unidos sólo por que conviene estratégicamente a sus padres.

Eso es así y hay que aceptarlo fría y pragmáticamente para cuidar también así nuestros intereses. Y perdón si decepciono a alguien, pero la política no es precisamente el mejor lugar para que busquemos el "amor verdadero". Al final, ¿qué podíamos esperar de los políticos: matrimonio "por amor"? ¡Ja!...

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