EL REGAÑO DE EU

*Columna originalmente publicada el 5 de abril

RESUMEN:

Acorralado por la incapacidad para vencer en su lucha contra el crimen organizado, México parece estar en una posición débil en donde podría cada día ceder más soberanía ante Estados Unidos.

Por supuesto, todo se enmascara en el marco de una “coordinación bilateral” que en lenguaje diplomático siempre se dirá que es de “igual a igual” entre ambos países. Sin embargo, hay una admisión tácita de que los “iguales” no pesan lo mismo.

No será Barack Obama el que venga a México ante la “emergencia” de violencia en Ciudad Juárez, sino será el Mandatario mexicano, Felipe Calderón, el que tendrá que ir hasta Washington a “dialogar” sobre la lucha contra el narcotráfico, en lo que podría parecer una visita para “rendir cuentas” por la situación que vive el País.

La reunión se “agendó” inmediatamente después de que tres personas ligadas al Consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez fueran asesinadas de manera lamentable en esa ciudad, y de la clara reacción que el Gobierno estadounidense tuvo ante el suceso.

El hecho “indignó” a Obama (como tituló la mayoría de los medios mexicanos tras el comunicado que en esos términos envió el Presidente estadounidense) y Calderón se mostró preocupado por la “dimensión internacional” que “complica más” la situación.

A Calderón, a quien parece preocuparle, sobre todas las cosas, la “percepción” que se tenga del País en el exterior, no deben haberle encantado tampoco las informaciones que Estados Unidos ha estado difundiendo sobre lo que pasa en México.

Hace unas semanas, cuando en muchos medios mexicanos se atribuía la “psicosis” colectiva en estados del norte del país a informaciones falsas y rumores en la Red, el Gobierno de Obama anunció el cierre de la Oficina Consular de Reynosa ante los “acontecimientos registrados” en esa zona.

Apenas la semana pasada, cuando el Presidente Calderón intensificaba su campaña para que se hable bien de México en el extranjero, Estados Unidos alertó a sus ciudadanos sobre el clima de violencia en el País.

La lista de sucesos registrados incluía cosas como “incidentes de violencia”, “transeúntes inocentes” heridos o asesinados y “elementos criminales” que “bloquean las principales autopistas y vías” en ciudades como Monterrey.

Cierto. La presión estadounidense ha sido talentosamente cubierta por la experimentada labor de Hillary Clinton, quien en México reconoció la corresponsabilidad de Estados Unidos en los temas de consumo de drogas y tráfico de armas.

Sin embargo, más allá del discurso, en la práctica, da la impresión de que México se sigue viendo más como el alumno a calificar (y a corregir) que como el socio que exige con igualdad de derechos.

Si de manera tácita se acepta la diferencia de Estados Unidos con México, en que ellos son quienes “capacitan” a nuestros policías de élite o en que todo criminal verdaderamente peligroso debe más bien ser extraditado allá, ahora la situación parece estar llegando a otro nivel.

En efecto, apenas hace unos días, la Secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, informó que hay apertura del Presidente Calderón para el trabajo de militares uniformados de Estados Unidos en México.

Así lo confirmó en una entrevista publicada el pasado 24 de marzo a la National Public Radio, la cual se puede consultar por Internet.

Napolitano dijo que esta situación se da “por petición” del Gobierno mexicano para trabajar en los esfuerzos “contra los cárteles de la droga”. No hay mucha más información de qué harían, hacen o harán en México.

Esto implicaría en cierta manera una admisión de incapacidad de las autoridades mexicanas, la cual choca con el discurso optimista que se suele dar sobre los avances en esta materia.

Más allá de eso, y mucho más importantemente aún, este es un tema en donde la soberanía del país queda en entredicho.

Es entendible que la ayuda militar estadounidense pueda sí ser útil para los enfrentamientos con un cada vez mejor armado crimen organizado, pero darle tanta “entrada” a nuestro por naturaleza injerencista vecino del norte no nos asegura para cuando será la “salida” y hasta dónde se podrá meter.

Lo que es cierto es que si la incorporación de los militares mexicanos a la vigilancia urbana, ha disparado las denuncias de violaciones a derechos humanos como ha informado la CNDH, vale la pena preguntarse si además conviene tener a más militares en el país, ahora de EU, aunque no se sabe qué harán.

Los militares estadounidenses, por cierto, podrán quizás asesorar en armamento y estrategias, pero seguramente no serán muy valiosos para dar consejos sobre trato humanitario y derechos humanos, como prueban los múltiples escándalos por su actuación en Irak, por ejemplo.

La comparación con el país de medio oriente no es gratuita. Precisamente, en este contexto, hace unos días, el ex zar antidrogas estadounidense, Barry McCaffrey afirmó que Ciudad Juárez es “inmensamente más peligroso que Badgad o Kabul”.

El que fuera encargado de la lucha contra el narcotráfico en Estados Unidos estimó necesario que su país dé “serios niveles de apoyo” a las instituciones de seguridad mexicanas y no “tres helicópteros” (El Universal, 23 de marzo).

Para EU, no obstante, la de México a veces pareciera ser una guerra más de las que ellos apoyan en el extranjero sin tener mucho que ver con ellos. Un mini Irak o Afganistán. De hecho, la ayuda a México que Estados Unidos destinó en el marco de la llamada iniciativa Mérida, no provino en el Congreso estadounidense de un rubro especial, sino de una porción del dinero para la guerra en Irak.

La verdad es que sin despreciar su ayuda operativa, quizás Estados Unidos podría ayudar más no sólo destinando montos de ayuda de acuerdo a su corresponsabilidad en tema, sino frenando de a de verás el flujo de armas a nuestro país o capturando también a los grandes capos de las drogas de su propia nación.

Es interesante que tanto en México como en EU, rara vez pareciera que se captura a narcotraficantes de peso. Se sabe en los medios que se captura de repente a muchos narcomenudistas, a veces a algunos líderes (más en México que en EU) pero pocas veces a los criminales de cuello blanco, los grandes lavadores de dinero, los políticos influyentes coludidos, etc.

Lo cierto es que sigue pareciendo que en esta lucha México pone los muertos con violencia y EU los adictos y las armas. Y si esas variables no cambian, el problema no cambiará de fondo.

Al final, el fenómeno del tráfico de drogas en la zona es lógico y algo que EU debería entender muy bien. Es capitalismo puro. Oferta y demanda.

En EU, hay una gran cantidad de demanda de droga, y mientras eso exista, habrá siempre quien busque brindar la oferta del producto y grandes incentivos económicos para su éxito. O sea, como decía la campaña de Bill Clinton: “es la economía, estúpido”.

El problema aquí es que hay uno que se cree “maestro” y hasta con autoridad de regañar. Y el otro, parece aceptarlo, aunque en el discurso se diga otra cosa.

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